En octubre del año pasado, una particular investigación ocupó los portales de numerosos medios en Internet donde mostraron cómo un grupo de investigadores japoneses pintó a las vacas con rayas como si fueran cebras para reducir la presencia y las picaduras de las moscas.
Las picaduras de moscas constituyen uno de los problemas más graves porque afectan el comportamiento del ganado, perjudican su desarrollo y reducen su productividad, lo que puede conducir a graves pérdidas económicas.
Los científicos
en Kyoto (Japón) querían probar en vacas la hipótesis según la cual las cebras
tienen rayas para espantar moscas. (Foto: ellitoral.com)
Por Contexto
Ganadero
Bogotá, 31 de diciembre de 2020.- Algunos investigadores estiman
que los insectos que pican en los Estados Unidos
le cuestan a la industria láctea y de carne de res más de $2.000 millones de
dólares cada año.
Para combatir este problema, científicos del Centro de
Investigación Agrícola de Aichi y la Universidad de Kyoto comenzaron a pensar
en las rayas en blanco y negro de las cebras, y las hipótesis en torno a ellas
como el camuflaje y la confusión que genera en depredadores.
Pero la que más llamó
la atención de los investigadores fue la conclusión de varios estudios según
los cuales el patrón a rayas contribuye a prevenir el ataque de las moscas
picadoras.
Por ejemplo, la distribución de estas líneas podría estar asociadas a los
tábanos (Tabanidae).
Además, otro estudio de investigadores húngaros demostró
experimentalmente que los tábanos evitan caer sobre superficies en blanco y
negro, como bandejas, tablas, pelotas y cubos.
Asimismo, científicos en Australia demostraron
que los tábanos tienen menos probabilidades de aterrizar en mantas de tela a
rayas que en mantas negras o blancas cuando se colocan en caballos, aunque no
hubo diferencias en las tasas de ataque a sus cabezas desnudas.
En contraste, las otras hipótesis sobre
las rayas en cebras como el camuflaje, la confusión de los depredadores, la
interacción social y la gestión del calor no han sido respaldadas por los
demás investigadores.
La investigación mostró que las
moscas picadoras evitan el aterrizaje en superficies blancas, rayadas y
manchadas. Las franjas más estrechas (aprox. 5 cm) y las manchas más
pequeñas (aprox. 10 cm) evitan que las moscas caigan y estas superficies atraen
menos moscas que las blancas.
Debido a la seriedad de esta plaga y con el fin de reducir la
incidencia, los científicos en Kyoto propusieron simular el patrón en las vacas
negras para evitar las picaduras. A su juicio, este podría ser un método
alternativo y amigable con el medio ambiente para controlar las moscas sin el
uso de pesticidas en la producción animal.