Alguna vez, el doctor Omar Franco, hoy viceministro de Agricultura y Desarrollo Rural, señalaba que, "en Colombia, se hace agricultura histórica y no técnica".
Por Reinaldo Meneses Quintero - Ingeniero Civil – UN.
Chicamocha News – 12 de agosto de 2021
La palma datilera, (Phoenix dactylifera), es una especie procedente del Medio Oriente, muy apreciada por su potencial alimenticio, lo que la hace muy apreciada por las tribus de estas regiones que la incluyen en su dieta alimenticia, por su fácil disposición y conservación. Se adapta muy bien a los ambientes tropicales semidesérticos, en suelos no muy fértiles. Por tener el Cañón del Chicamocha climas y suelos con estas características, pensaríamos que podría ser un cultivo con potencial para nuestra región.
El municipio de Soatá, en el departamento de Boyacá, ubicado en esta región, se ha conocido como la capital datilera de Colombia; sin embargo, la variedad que allí se cultiva es de baja calidad y se requiere un proceso de transformación que incluye cocido y adición de azúcar para su comercialización, como alimento muy típico de la zona.
En una visita del especialista israelí, Dr. Rannan Katzir, y que tuvimos la oportunidad de acompañar, conoció esta variedad en el municipio de Soatá, pero nos explicó que estas plantas no son el verdadero dátil que se cultiva en el Oriente Medio; para él, esta variedad es "mugre", que no tiene valor comercial significativo y por lo tanto debiéramos adquirir las variedades realmente comestibles, las cuales lo son como fruta fresca, deliciosa y de alto valor nutritivo; sin procesos ni adiciones como el de nuestras palmeras. Las personas que han tenido la oportunidad de visitar el Oriente Medio, o adquirir este producto que se consigue en algunos almacenes de nuestro país a un alto precio, dan fe de esto y de su gran valor comercial.
Algunos campesinos se han percatado de esto, saben de su potencial como cultivo, han adquirido semillas y han intentado sembrar estas variedades en la región, logrando obtener algunos ejemplares élite productivos, desafortunadamente esta especie produce árboles de sexos definidos y en la propagación por semilla se obtienen, tanto hembras como machos, siendo estos últimos improductivos, por lo tanto, no comerciales. La estadística de esta técnica establece iguales probabilidades para los dos sexos, lo que, aunado con la variabilidad genética, impide establecer cultivos altamente productivos y comerciales.
La forma que tienen los agricultores de los países del Medio Oriente, para establecer cultivos, es mediante técnicas de clonación en cultivos ya establecidos; sin embargo, en nuestra región carecemos de cultivos que nos permitan recurrir a esta forma de propagación para establecer predios comerciales.
Por fortuna, la ciencia humana ha adquirido nuevas técnicas que nos permitirían obtener material (plántulas) para establecer este tipo de cultivos a partir de las plantas élites ya existentes, adaptadas y productivas que hay en la región. Una de estas técnicas es la multiplicación in vitro, procedimiento habitual en la propagación de muchas especies de la agricultura nacional y que permite obtener clones similares a la planta madre y por lo tanto, si así se quiere, altamente productivos; estos procedimientos ya son comunes en la propagación de la palma de aceite, cultivo que en Colombia ocupa alrededor de 500.00 hectáreas y que corresponde a un gremio ya consolidado en el país. Entendiendo que la institucionalidad de nuestro país no apoya este tipo de iniciativas, hemos recurrido a genetistas con conocimientos suficientes para replicar dichas técnicas en esta especie, y así, a partir de estas plantas élite ya existentes en la región, obtener material para iniciar cultivos en la región del Chicamocha.
Para lograr los objetivos mediante esta tecnología, tenemos que apoyarnos en laboratorios altamente especializados con tecnología in vitro, para lo que recurrimos a algunos de instituciones educativas, como lo son los de las universidades Nacional de Bogotá y Tecnológica de la ciudad de Tunja, con el acompañamiento de especialistas, como el Doctor Rodrigo Ávila, para intentar obtener estos materiales. Países como EE UU, Perú, y otros muchos que tienen climas semidesérticos, obtuvieron estos materiales hace muchos años y tienen cultivos ya productivos. Nuestros dirigentes del sector agrícola no han visto estos potenciales, pero ya es hora que lo hagamos y saquemos ventaja de nuestros climas y terrenos para este tipo de cultivos tan requeridos por nuestra agricultura mal enfocada y poco rentable.
Si logramos estos objetivos, pondremos en manos de nuestros agricultores un nuevo tipo de emprendimiento agrícola que podría ser altamente rentable, revirtiendo la situación de pobreza a que nos ha llevado la agricultura tradicional, en especial los cultivos de tabaco, típicos de la zona, y que, ante la salida de un comercializador ya no va más.
Alguna vez, el doctor Omar Franco, hoy viceministro de Agricultura y Desarrollo Rural, señalaba que, "en Colombia, se hace agricultura histórica y no técnica", lo que define, entre otras cosas, el temor o la falta de oportunidades de muchos campesinos, para desarrollar emprendimientos con especies foráneas, que al final, suelen dar resultados muy significativos para su economía y la economía nacional.
Queremos que la institucionalidad, en especial el propio Ministerio del ramo, las alcaldías de la región y los campesinos, con climas aptos para este tipo de proyectos, se vinculen a estas iniciativas para convertir nuestro cañón del Chicamocha en una región rica y productiva, lo que seguramente lo hará aún más atractivo.