Por Juan Andrés Suárez
Chicamocha News – noviembre de 2022.
"La corrupción continúa viva en algo tan prioritario para la vida como es el derecho fundamental a la salud, manipulada por clanes políticos y Málaga no es la excepción".
Hace pocos días, estuve viendo en la red social YouTube un video que se titula "ASÍ SOMOS LOS COLOMBIANOS", donde muy jocosamente su autor puntualiza que el problema de los colombianos está en nosotros como pueblo, como materia prima de la sociedad.
Con acento fuerte sostenía, entre otras acciones de la vida cotidiana de los colombianos, que: "la viveza criolla es moneda más valorada que el dólar, donde hacerse rico de la noche a la mañana es una virtud más apreciada que formar una familia basada en valores y respeto a los demás". Así pues, el común denominador de esta sociedad parece ser la insaciable búsqueda del bienestar individual, imponiéndose sobre la máxima que dice "EL BIEN GENERAL PRIMA SOBRE EL PARTICULAR", pues tal "viveza criolla" que nos caracteriza, está apartando de las futuras generaciones los valores y el respeto que debe contener una sociedad organizada.
Continuaba el autor diciendo que somos una sociedad "donde las personas tiran basura en las calles y luego reclaman a gritos porque no se da mantenimiento al alcantarillado", que me recuerda la sociedad de la que hago parte, donde la cultura es ínfima, donde no hay conciencia de lo público, ni memoria política, histórica ni económica. Por eso es muy normal para algunos, ver a alguien pasear su perro y ver como deja las heces de su mascota abandonadas en plena vía pública, como si nadie lo hubiera visto; andar conduciendo motocicleta o cualquier vehículo hablando por celular de forma temeraria, sin prever algún accidente o, saltarse una fila para acceder de primero, menospreciando a las personas que llegaron en su orden y sentirse ganadores.
En este país carecemos de solidaridad, de falta de empatía, donde parece ser que la prioridad del pueblo es disfrutar criticando al vecino, al amigo, al familiar y a quienes nos rodean, mientras más criticamos mejores personas nos creemos, a pesar de que actuamos siempre con la convicción de que eso es lo mejor que podemos aportar a este país.
Es cierto que, como materia prima de una sociedad "Organizada", tenemos cosas buenas, pero nos falta mucho para ser los hombres y mujeres que este país necesita. Aunque por obvias razones, la casta política que maneja este país está más contaminada que el mismo pueblo que gobierna, lo que convierte esto en un círculo vicioso degenerativo. Un ciclo de gobernantes que dividen para lograr sus propios intereses u objetivos, que han puesto en el olvido territorios prósperos, llevándolos por la vía de la miseria y la desolación, pues así nos sentimos muchos malagueños y habitantes de la Provincia de García Rovira en este Departamento de Santander, que a más de 100 días de un nuevo gobierno, nos embarga la incertidumbre de una reforma tributaria aprobada, que ha generado pánico social y económico, produciendo más inflación que culminará afectando, tanto la institucionalidad gubernamental, como la capacidad económica de las personas.
Es que ya sentimos el alza de precios a productos de la canasta familiar y de los combustibles, el desempleo se incrementa y las instituciones públicas se debilitan, tal es el caso actual del SENA en Málaga, que le reducirán drásticamente su presupuesto en el 2023 hasta probablemente eliminar su existencia jurídica en la región, lo que deja una cantidad considerable de despidos y ruina para la provincia, en cuanto a la formación y capacitación para el trabajo de nuestros jóvenes.
De otra parte, la corrupción continúa viva en algo tan prioritario para la vida como es el derecho fundamental a la salud, manipulada por clanes políticos y Málaga no es la excepción, el pueblo ya se ha manifestado de los pésimos manejos internos de nuestro Hospital Regional de García Rovira, en el que las citas con especialistas superan hasta el año, en el que la atención al ciudadano es precaria, donde se mendiga por medicamentos esenciales, donde parte del personal administrativo como el médico no tienen la mínima voluntad de servir al pueblo, pero sí a grupos mañosos que utilizan el servicio público de salud para sus fines personales y metas políticas, donde el campesinado tiene que llegar al centro médico a las 2 de la mañana para que le den una cita a los seis meses o al año, donde se ven en la obligación de buscar padrinos para suplicar sus derechos y poder acceder al servicio sanitario oportunamente, esto es inconcebible, arbitrario e indigno.
La inseguridad en Colombia se ha incrementado y ha llegado a territorios donde se respiraba tranquilidad, territorios como la provincia de García Rovira, donde la delincuencia común ya está organizada y ocupa a los jóvenes para sus fines delictivos, generando temor y zozobra a los ciudadanos, en el que día tras día presenciamos ataques indiscriminados a personas para robarles sus pertenencias, hasta el punto en que la comunidad enfrenta este flagelo con sus propios medios, generando más desconfianza en las instituciones públicas al no existir un accionar efectivo y contundente por parte de la autoridades competentes y actuales gobernantes que fueron elegidos para administrar y proteger los derechos de la gente que vive y trabaja para este país.
Por estas razones y por muchas más, hemos estado así, por eso hay que construir sociedad con sentido común, creer y exigir a las instituciones públicas que cumplan sagradamente con sus cometidos estatales y unirse para trabajar en comunidad, en aras de lograr la transformación que anhelamos en cada uno de nuestros territorios.